Dentro de las compañías existen dos tipos de comunicación: la comunicación formal e informal.
En este post venimos a aclarar ambos conceptos. Te invitamos a seguir leyendo.
La comunicación formal se refiere a las comunicaciones que vinculan las actividades realizadas por las personas y se establecen entre los diferentes niveles de jerarquía de la compañía, siguiendo la cadena de autoridad.
Estas unen a las personas que poseen igual grado de autoridad en la empresa.
Ejemplo: las comunicaciones entre el director de investigación y desarrollo y el director comercial.
Gracias a estas redes de comunicación los individuos pueden realizar el intercambio de información en una compañía, a través de canales estructurados en forma de redes.
De esta manera se asegura la eficacia y la regularidad de la comunicación.
Estas redes constituyen parte de la estructura formal reflejada en el organigrama y guían al individuo para tratar problemas particulares.
Las personas se asocian en función a sus afinidades e identidades.
Por ejemplo: en el deporte, en el arte, en la política, etc.
Esas redes de comunicación son importantes y beneficiosas incluso más que las comunicaciones formales (cuando estas no satisfacen las necesidades de información de las mismas).
La comunicación informal irrespeta las líneas de la formalidad y suele llevarse a cabo de manera oral, por lo tanto es más rápido pero a su vez es menos rigurosa.
Las redes informales en ocasiones generan problemas en el funcionamiento de las redes formales, porque dan espacio a rumores y pueden ser usadas para distorsionar las decisiones tomadas a nivel jerárquico.
No obstante, ayudan a acelerar la toma de decisiones y facilita un mejor conocimiento de las personas.
La comunicación es importante en una empresa para resolver problemas y además para promover la armonía entre los diversos componentes del equipo.
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